Afincado en Canadá desde hace algunos años, el músico peruano Mauricio Rosadio lanza LANGARA, su primer EP, como un retrato emocional de su tránsito por la pérdida, el desarraigo y la reconstrucción interior. El disco se presenta no como una declaración de principios, sino como una búsqueda abierta, donde el artista expone sin tapujos el vértigo de una transformación profunda. Cada tema es una pieza de ese rompecabezas sentimental que tuvo que recomponer tras una ruptura determinante y el proceso de adaptarse a una nueva vida lejos de casa.
El nombre del EP responde al barrio en Vancouver donde inició esa etapa, en el que convivió con la soledad y la nostalgia, pero también con la necesidad urgente de crear. Las canciones no surgen desde el control o la estrategia, sino desde la necesidad de resistir emocionalmente. Ahí están las fases del duelo, no como teoría sino como vivencia cruda: lo que se siente cuando uno intenta entender por qué algo se rompe, incluso si aún se ama. Rosadio se enfrenta a esa pérdida sin anestesia, y lo hace desde un lugar sincero, casi documental, donde los recuerdos se confunden con la reinvención de uno mismo.
El disco fue grabado en apenas tres semanas, en un proceso donde lo emocional dictó los tiempos. Junto a Fidel Flores Rojas, Rosadio escribió los temas con una urgencia que se percibe en cada nota. Marshall y Deverow, encargados de la producción y masterización, supieron conservar esa energía espontánea. No hubo lugar para pulidos excesivos ni correcciones quirúrgicas: lo que se escucha es el testimonio directo de un momento de quiebre. La fragilidad se vuelve estética, y la tensión emocional, parte del sonido.
Cada canción actúa como una ventana hacia distintos momentos de ese duelo. “Van Gogh” y “Perpetuos” evocan el intento de sostener lo insostenible. “Langara” destila memoria, mientras “Podrás llamar?” funciona como una súplica sin respuesta. En “Lo sé, te usé”, aparece la sombra de la culpa y el cierre de un ciclo que ya no puede sostenerse. No hay moraleja ni redención explícita, solo la necesidad de aceptar lo que ocurrió y seguir caminando, aunque el suelo siga temblando.
LANGARA no es solo un conjunto de canciones: es un diario sonoro que acompaña una etapa compleja y universal. Mauricio Rosadio se suma así a una nueva corriente de creadores que entienden la música como lenguaje emocional directo, sin máscaras. El EP no busca consolar ni impresionar: simplemente se ofrece como compañía en esos momentos donde todo parece incierto. En esa honestidad, quizás, reside su mayor fortaleza.
Escúchalo: